Dueña del restaurante del mismo nombre que regenta frente al minúsculo embarcadero del pueblo, manchester city store se desvivió para ayudarnos a encontrar un cayuco que nos llevase a algún punto incierto del Archipiélago de San Blas. Tras hora y media de espera con autobús de por medio hasta el Wilderness Access Center, apareció la furgoneta del hostal conducida por un chaval de Texas llamado Seth. Tras recoger mi pesada mochila y la guitarra española que me he traído para alegrar los momentos de soledad, camiseta futbol japón me dirigí al Visitor Center -Centro de Visitantes- para ver si alguien me aclaraba cómo podía llegar al hostal que previamente había reservado por teléfono desde Anchorage.